Discutir
sobre la locura o pasión incomprendida de Marcelo Bielsa y su obsesión por el
fútbol siempre ha sido y será un complejo de preguntas y respuestas metafóricas
y poco elocuentes sobre todo si se le critica neciamente por saber tanto y
rendir tan poco con sus equipos que dirige. Pues bien, la idea misma de la
conducta Bielsista ha dejado un hervor político entre los que creemos que la
filosofía y estilo de juego son más importantes que el mismo resultado que
enmarca un partido contra la ortodoxia contemporánea del fútbol sudamericano
que lleva a los técnicos de los clubes a rendir por resultados y no por el buen
juego, entre los que piensan el fútbol e intentan explicar lo que a veces no
exige respuestas que por lo que el titular de los diarios o el declarar del
periodista mediático y psicodélico ofrece y entre los que creen que el vacío
aporte de los medios es consecuente con la realidad precaria del fútbol
criollo.
Dante Panzeri, uno de los periodistas deportivos de la
Argentina más inteligentes y locuaces de todos los tiempos alguna vez dijo: "Enfermos que van a ver ganar y no van
a ver jugar", y siempre que termina
algún partido y viene la rueda de prensa con el cuerpo técnico o directivo del
equipo que gana o pierde viene a mi mente esa inimaginable frase y es cuando apago
la televisión o la radio y medito acerca de la poca importancia y lo paupérrimo
en su aporte al fútbol cuando se presentan y presumen explicar en castellano
obtuso lo que dejó un resultado en números por sobre lo que nos dejó tras el
velo del verdadero juego un algo que contagió de sazón u horror la mecánica del
partido.
Escuchar
algún tipo de declaraciones pedagógicas e instructivas es algo muy poco
frecuente en Colombia, casi siempre ese determinismo ilustrado de los técnicos
deforman el sentido práctico de la correcta ideología del “estilo de juego” en
la semántica de direccionar la “táctica de juego” y de si pongo o quito la
línea de 4 por sobre la de 3, de si juego con enganche o si pongo 2 volantes de
segunda línea sin enfocarse en lo que quieren transmitir y lo que la gente finalmente
como identidad desea ver, poniendo el jugador por sobre la idea y situando al
balón como una excusa que como una herramienta y es ahí donde el círculo
vicioso se vira nuevamente al discernimiento erróneo de los medios quienes
buscan el título antes que el contenido y lo venden al hincha de la manera más
polémica y atractiva posible generando esa histeria y efervescencia que no
conduce sino a la decepción, ira e incertidumbre macondiana.
Lo
anterior es una conclusión temprana o tardía de lo que a mi consideración son
los conceptos vagos, arcaicos y de hombre cromagnon del periodista deportivo y
del técnico de fútbol sacapuntos y resultadista que cae en la senda de la mediocridad
que de la autocrítica sana y constructiva que conduzca a formar un proyecto que
involucre un club deportivo desde la enseñanza y la filosofía a formar un liderazgo
y estilo de juego, por eso motu proprio,
(y quizá para muchos que me lean con la azul puesta pensarán que solo es una
cuestión de colores o creencia que a lo sumo no es tan cierto y lógico porque
abogando a lo que pienso hace parte de lo obvio) para mí Hernán Torres juega en
la retórica de que cada excepción es parte de una regla y que como técnico de
Millonarios cada tanto nos aclara el panorama y nos ayuda a entender y
dilucidar en su aporte a este juego que no cree sino en la táctica del número y
la posición de la ficha de juego, que en el trabajo, la confianza, la
optimización y aprovechamiento de los recursos y las condiciones para la
construcción y culminación de procesos a largo plazo en un equipo de fútbol se
logran los verdaderos y duraderos resultados, quizá Torres imitando un poco lo
europeo y lo gallardo del Tata Martino y el “Tigre” Gareca para estos lados del
charco aprecia y aboga a lo humano y deja de lado lo que inunda de amargura y pesadumbre
al que va a la cancha a acompañar su escuadra con formas y sentidos de dirección
definidos en tiempos opacos y frustrantes del andar del fútbol sudamericano,
por eso el apoyo a su gestión debe ser constante y a fuego más allá de haber
conseguido la estrella que tanto anhelaba el hincha embajador bogotano, porque
apelar a la consecución de un puntaje para acceder al octogonal que un marcado
estilo y forma de juego que nos produzca a futuro campeonatos locales debe ser
la consigna para apreciar la labor de un ideólogo y soñador que le apunta a
formar con principios Menottianos la dirección de un grupo de otra manera y que
intenta acondicionar con el recurso humano limitado que hay una buena campaña
en cada salida.
Gracias.
Jon Edward C. Muñoz (Jon Aurtenetxe)
En Twitter: @JonEdwardCMuoz
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