Tres
momentos tuvo el partido entre Millonarios y Patriotas. En el primero de ellos
Millonarios se mostró como un equipo errático, como en varios de los últimos
partidos. Y varios de esos errores generaron acciones de peligro para nuestro
arco. En menos de 15 minutos, Patriotas llegó tres veces. La primera, un pase
largo que Carpintero remató acertadamente y el balón pegó en el palo; el juez
de línea había invalidado la jugada, aunque fue bastante dudosa. Primer
campanazo. El segundo fue un par de minutos más tarde con un desborde, centro
atrás y un remate que terminó con un gol anulado por fuera de lugar de Escobar.
Y el tercer campanazo fue un remate de afuera de Hernández que Román trató de
rechazar con la cabeza y por poco sorprende a Delgado, quien reaccionó bien y
la envió al tiro de esquina. Millonarios no llegaba, no lucía, no se
encontraban Candelo y Otálvaro y así menos le llegaba el balón a los
delanteros; Jhonny Ramírez no recuperaba, entregaba mal; Robayo tampoco lucia.
En general, parecía un nuevo capítulo de las experiencias amargas de los
últimos partidos de liga.
Hasta
que llegó la jugada del minuto 17. Gran pared entre Otálvaro y Candelo.
Otálvaro fue quien llegó al borde del área, amagó con tirar el pase a Montero
quien se abría por derecha y cruzó el balón hacia la izquierda donde estaba
Erick Moreno, quien sacó al defensa patriota que lo cubría y remató con
precisión de zurda para abrir el marcador. De ahí en adelante se vio el segundo
momento del partido: Millonarios no profundizaba, ni generaba mayor peligro,
pero controló el partido. Patriotas no llegó más. El juego se volvió de media
cancha y con unas pocas llegadas. Las más claras, un remate de 30 metros de
Robayo que desvió el arquero y una que tuvo Otálvaro al final del primer tiempo
al quedar mano a mano y entregarle el balón al portero tras dudar si remataba o
centraba.
Y el
segundo tiempo fue el tercer momento. Desde el pitazo inicial vimos al equipo
del 2012. Con agresividad adelante. Con Lewis y Otálvaro subiendo su fútbol,
con buena movilidad de los delanteros, con llegadas de peligro. Tan claro fue
el cambio de actitud que aunque Patriotas empató el partido en una jugada
aislada (la única llegada en todo el segundo tiempo) con un freno en el área y gran
definición de John Hernández, Millonarios casi inmediatamente se volvió a poner
adelante con un rebote que le quedó a Robayo en el área y remató de gran forma.
La agresividad adelante fue permanente, aunque no era fácil llegar con
claridad, se veía con frecuencia a Moreno y a Montero recibiendo balones,
buscando espacios e incluso rematando de afuera. Torres movió la nómina y la
actitud se mantuvo (entró Wason por Montero a los 23, Blanco por Candelo a los
34 y Tancredi por Moreno a los 36). A los 37 Otálvaro volvió a aparecer
centrando con veneno a las cinco con cincuenta, el balón pasado lo logró
rematar Lewis en una magnífica acrobacia, el arquero dio el rebote y Robayo,
atento, marcó su segundo gol. Las cosas en orden. Y para rematar la tarde,
reapareció la Wasonmanía en todo su esplendor: ya había participado en el
tercer gol, pero a los 89 minutos Lewis lanzó un pase desde media cancha, lo
recibió Wason ganando con fuerza y driblando en el área para sacar un fuerte
remate de pierna derecha. Fue muy parecido a su primer gol con Millonarios ante
Santa Fe.
Tres
momentos y en el tercero de ellos volvimos a ver al gran equipo campeón del
2012. Tenemos con qué ilusionarnos. Entrando a los cuadrangulares nuestros
rivales saben que no regalaremos nada.
Por: Guillermo Posse
@gposse
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